Huelga de artistas

El pasado lunes 8 de diciembre (de 2008) se celebró en nuestro país el día del trabajador de teatro, y con este motivo le di rienda suelta a mis reflexiones de año nuevo, acerca de la importancia de dar una mirada al papel que el fenómeno artístico tiene para el estado costarricense, ya que no es una tarea difícil de realizar: éste sector “productivo”, abarca una parte reducida del aparato gubernamental, ínfima, es decir, casi inexistente.
Al respecto pensé: ¿Qué sucedería si pintores (as), bailarines (as), actores y actrices, músicos (as) y artistas en general decidieran irse a la huelga? Probablemente, en su mente, y en la de muchos, la respuesta fue: nada.

Veamos, si los y las artistas de nuestro país decidieran el día de hoy alzar su voz, para demandar un aumento de presupuesto nacional para la cultura y promoción artística, el gobierno no se preocuparía por la caída del P.I.B. per cápita, debido al cese de labores.

Si la gran población de pintores (as) dejara de grabar en sus lienzos, esos paisajes y abstracciones que motivan al ser humano a cuidar el medio ambiente, nadie entablaría contacto formal con los dirigentes de la huelga, porque no es prioridad estatal, rescatar la conciencia humana a través de la pintura.

Si nuestros músicos (as) decidieran que sus condiciones de trabajo deberían respaldarse con políticas públicas, y dejaran de producir obras musicales hasta que no se les garantice este derecho, el gobierno no entraría en estado de emergencia nacional, porque una sinfonía de más o una de menos, no afecta la política monetaria o fiscal que da “estabilidad” al país.

Si los actores y actrices, se fueran a un paro indefinido debido al irrespeto del fin legítimo de su profesión y al desamparo del estado, probablemente nadie se uniría a sus intereses declarando una huelga solidaria con los profesionales en artes escénicas.

Una realidad cruda y paradójica. Simplemente es la realidad.

Nadie se preocuparía por contratar una consultaría que realice un diagnóstico de necesidades de los y las artistas nacionales, muy probablemente porque no hay ningún fallecido de por medio; irónicamente nadie fallece por falta de cultura.

Este es un buen ejemplo para llamar la atención de muchos en Costa Rica. El arte y sus implicaciones sociales han disminuido en impacto en la sociedad, y no precisamente por disminución de la calidad, sino más bien porque las políticas y decisiones burocráticas no ven a este sector como un engrane fundamental de la maquinaria social.

Sarcásticamente seguimos posicionados en el lugar 48° del Índice de Desarrollo Humano (Informe del PNUD 2007/2008), que toma en cuenta únicamente tres factores: Esperanza de vida, Educación y PIB per cápita, y lo peor, es que nos seguimos vanagloriando en esto: formando ciudadanos más longevos, con más dinero y más titulos académicos. Y, ¿culturalmente más amplios y más preparados?

El gobierno actual ha tomado muchas decisiones acertadas, pero no podemos reducir a estrategias presupuestarias el desarrollo de los sectores sociales. La cultura no se fomenta por financiamiento, se fomenta por significación social.

JEGR.

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