"Siento a Dios que camina tan en mi
con la tarde y con el mar.
Con él vamos juntos, anochece.
Con él anochecemos, Orfandad...
Pero yo siento a Dios, y hasta parece
que él me dicta no sé qué buen color.
Como un hospitalario, es bueno y triste,
mustia un dulce desdén de enamorado:
debe dolerle mucho el corazón.
Oh Dios mío, recién a ti me llego,
hoy que amo tanto en esta tarde; hoy
que en la falsa balanza de unos senos,
mido y lloro una frágil creación.
Y tu, cual llorarás...tú, enamorado
de tanto enorme seno girador...
Yo te consagro, Dios, porque amas tanto;
porque jamás sonríes; porque siempre
debe dolerte mucho el corazón. "
(César Vallejo)
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