Recuerdo de vos...!

'Señor, por favor te lo pido, reparáme a alguien. 
Prometo, con todo mi corazón, cuidarle a más no poder.'


Lo recuerdo bien. Era como mi Padre Nuestro, pero éste me lo gritaba el alma. Reconozco que en aquel momento la idea parecía descabellada y extremista. Pero pensé, y aún hoy lo pienso en algunas ocasiones, que ese modo no estaba diseñado para mi. Que no había nacido para ejercer el cariño en esa configuración de dos. 

Pero en un papelito azul, años después, se me ocurre sacar cuentas y simplemente recuerdo de vos tantas cosas... Como echando cuentas de lo gastado, lo perdido y lo ganado.

La memoria no me falla, me acuerdo de unos cuantos cariños reciclados de adolescente. Algunos intentos fallidos de declaración. Y otros exitosos sólo de manera parcial. Cada uno modificó mi panorama y me hizo un hueco o me afianzó una montaña, por donde pasaba corriendo con frecuencia, para revisar o para recordar.

Se me viene a la mente en este momento tu inocencia, y mi indiferencia. Casi necesitaría perdirte perdón por no haber sido mucho de lo que esperabas. Aunque fuera un buen partido, yo no merecía ese interés tuyo. Pero sin embargo con vos descubrí lo que fue sentirse importante para alguien. Aún hoy te escucho en las conversaciones de mesa familiar. Se te anhela.

Me acuerdo que corría a llamarte, desde un teléfono público, al que siempre devolvías la llamada, porque sabías que era yo. Que ilusión más pura. Que paradoja correr para escuchar a alguien que en realidad tenés sólo en la imagen de tu mente.

También sé que tenías tus problemas y que tu mente era una vorágine de la cual conservo sólo los buenos recuerdos de un amigo que me heredaste, al que por esas ridiculeces del destino y falta de carácter, dejé perdido entre los parques de la Universidad. Sin embargo, gracias, porque aún hoy algún mensaje en la red me recuerda que esta herencia fue mi complicidad salvadora por años.

Con vos descubrí eso que le llaman picardía. Pero también me di cuenta de que no siempre las personas dicen la verdad. Y que en ocasiones una mansión no es más que una casa vacía con balcón a la capital. Te soy sincero, te lo creí todo. Cada palabra que tenías para mi, cada visita, cada beso. Los creí. El mismo video de aquel tv era mudo, no decía nada. Y aún hoy al verte en algún recorte de periódico, me acuerdo de tu número, al que llamaba a decirte que habías conquistado mi psicología.

Tus miradas en la calle, frente a mi casa, eran un vicio para mí. Esperaba verte todos los días al salir del portón. Pero nos tocó conocernos en un autobús. Si no te hubieras arriesgado, yo no hubiera salido corriendo de la Universidad hacia tu trabajo. Aún hoy al verte me siento tan chiquillo, tan inocente que me explota la conciencia sin querer.

Fuiste también un amor a la distancia. De horas interminables de correos y mensajes cortos. Una ilusión tardía descargada en vos, luego de traspasar las primeras montañas de mi corazón. Fuiste un beso al vernos. Ése que tanto deseaba y que me encantaba mostrar a todos. Te defendía en un abrazo.

Ahora se con seguridad que también te puedo dar el título de mi mayor error. No se porqué te quise, no lo recuerdo con exactitud, si todo entre nosotros fue mera coincidencia. Una llamada desviada que contestó la persona equivocada. Te recuerdo bien, mi primera traición. Y hoy ya ni siquiera tu misma sangre me es sujeto de afecto extremo. La afinidad ha dejado de ser aquello que era y los kilómetros de las fronteras también separan la voluntad.

Sin embargo, también a vos te guardo en el corazón. No me queda ni la menor duda de que tuve que vivirte. La locura, la pasión, la inocencia, el descubrimiento, lo que sos, lo que esperaba que fueras. Tus capacidades y diferencias me capturaron con el timo de un beso. Y me siento libre de hablar de ello. ¿Quién me puede detener, para sacar por acá el corazón? Definitivamente mucho de lo que soy y de lo que no soy, es por vos...

Te pido perdón por haber utilizado tu inocencia, aún ahora en el último beso que registro en la mente, encuentro la ilusión y las ganas de salvarte de un mundo que no merecés vivir. Y también me cala haberte esperado tanto frente a aquel edificio, con la conciencia de que no llegarías. Pero estuve. Para vos. Y aquella noche la recuerdo como nunca. Al menos estuviste con éste al que intentaste amar. Sos un premio que no cualquiera merece llevarse y que conservo entre varios kilómetros en bicicleta sólo para darme cuenta de que tu corazón está muy al fondo; en una pizza de cumpleaños que ha sido uno de los mejores regalos de mi vida.

Gracias por tu sinceridad. Gracias por ser tan especial y por cederme parte de tu corazón. Y también de tus ironías. Que por primera vez me hicieron poner los pies en la tierra y aprender que un "te amo" no se dice porque sí... Ya hace años de eso, pero entiendo tu forma de ver la vida, probablemente tenés la misma ansia incompleta que yo. Sigo recordando aquella canción y me es inevitable no reír, como en el secreto de las paredes de mi cuarto.

Quisiera recordar con exactitud el momento en el que te conocí y creo que lo recuerdo, este país es muy chico. Me veo asomándome por la ventana y diciéndole a la gente que te veía frente a la plaza. Que estabas ahí sólo para escucharme o verme unos minutos. Recuerdo tus lágrimas y nuestros malos encuentros. Pero también veo en vos lo sencillo de tu espiritu y las ganas de conquistar tu mundo chiquito.

Lo admito, tuve miedo. Estúpido miedo. Porque aunque buscabas protección en mí y creo que la podía dar, me aterraba un destino atado a la parte más frágil de tu vida. El destino nunca está escrito; sólo que no tenía fuerza para sujetar esta pluma junto a vos. Y aunque la vida nos volvió a juntar ya era demasiado tarde para escribir sobre piedra.

Que ironía leerte. Ahí no hubo amor. Sólo fue un deseo demasiado profundo. Mecánico. Y aunque te recuerdo, te aparté de mi corazón con voluntad suficiente. Es mi valor personal. Y el tuyo. Que defiendo ahora por los dos.

Aunque se que no tenés razón para justificarme, nos vimos y pasó, nos atrapó la emoción. Aún hoy existe algo en tu mirada que recuerda los años viejos donde todo era más jovenGracias por identificarte conmigo. Se que nos abrazamos no por amor, sino por necesidad de compañía.

Tu risa la tengo grabada en la mente, ése fruto de tu cuerpo y de tu esfuerzo lo llevo en el corazón y no me resisto a encontrarlo en mis sueños, invitándome a jugar la semana que viene. Sós ideal. Lo mejor que he conocido. La familia dónde te ponga el destino será la más dichosa del mundo. Todavía veo tu mirada tristona, y tu ilusión... Creéme que la llevo acá conmigo. Como si hubiera sido mía también.

Por cuidarte, te expuse a una vida que ni yo mismo estoy seguro que sea la mejor manera de vivir. Y hoy hubiera preferido aconsejarte de manera distinta. Darte un poco más de claridad y evitarte tantas noches de sueño sin dormir.

Tengo que admitirte algo, me gustabas, sí. Pero no podía cargar tu entorno, yo no nací para bares. Los hijos se cuidan con amor o mejor no se tienen. Puedo saber que si querés explotar o cargar con tres o cuatro a la vez, esa es una responsabilidad que no me gustaría llevar conmigo. Creo que se tiene que ser exclusivo y no por los hijos, sino por tu actitud ante ellos.

¡Aún acumulando en vos una lista de personajes sin identificación, la ilusión me regala ganas de ser y existir! A pesar de todo, veo hoy en tus ojos que creés en mi. Y que cantás conmigo esta versión personal de "todo estará bien". La creés. Y aunque este bosque está pasando el invierno, las flores son más bellas que antes. Sabés abrir una puerta que da al jardín!


Te recuerdo a vos.

Te quiero perdir perdón. Porque fue imperfecto mi actuar y no me escudo en que soy humano, pero si me refugio en que no aprendí a amar en el momento adecuado. Nadie lo hace y para lograrlo hay que hablar el mismo idioma. Ese lenguaje de la libertad donde gritás que amás a alguien sin decir una sola palabra.

Gracias y perdón. 

Se que el destino se encarga de llevar las palabras a quien necesita escucharlas, es la mística de la vida. Si me recordás vos también, espero que en el corazón de ambos haya paz. Como la que siento en este momento, donde le pido a Dios, a la Tierra, al Destino y a la Vida que me liberen de las cargas y las culpas, pero que me aseguren en mi mente tambaleante, todo aquello que fue feliz y que aprendí de vos para ser mejor.

La vida nos dará a ambos lo mejor! Estoy seguro de eso! 

JEGR.


Nota: Les regalo, en este chance que me tomo para ser libre, esta hermosa canción de Escafandra. Creo que todos deberíamos ver el mundo de esta manera!


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