Antigua.


"Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio?. (...). Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados, y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. (...). Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.Isaías (52,13–53,12).

Entregarse no es una acción mecánica. Implica sentido. Implica devoción.

Procesionar es más que un acto de persecusión o de expiación; es un acto completo de entrega. Funciona así "doy a Dios de lo que tengo, no de lo que sobra". 

Muy probablemente esto, sin querer generar polémica, debe estar unido al primer mandamiento.

Te ves en medio de un tumulto, aprisionado por gente que expone públicamente su devoción al Eterno Creador del Universo, pero te llenás de satisfacción de haber recibido del Cielo una bendición sobrenatural.

Ves las lágrimas caer, no por fanatismo, sino más bien por sentido, por agradecimiento. Y ves cuando alguien llora o ya no aguanta el peso sentís que el cansancio es sólo de tránsito.

Alguno de los cargadores toma a su hijo, que camina por la calle junto a su él, pero no lo acompaña la figura femenina de la familia. Sino que al igual que lo hace Dios, también su papel es de Madre y Padre.

Recolectás la mirada de muchos que miran "al que traspasaron" y más que ver en ellos una forma mecánica de santiguarse, se puede ver el corazón de quien transparenta en su mirada serena el dolor de Cristo que muchos niños intentan curar.

Ni la lluvia puede detener esta mística. Es necesario atravesar el río que también exalta al Creador. Las alfombras deciden también formar parte de este rito legendario, que le abre paso al Señor de los Milagros.

No toques una pared; que baje la música al paso del Señor; toca el anda que encamina al Salvador hacia el Calvario. Respira. 

Antigua.

La Ciudad donde camina Jesús en los pies de los Cucuruchos. Arco y Volcán afirman que vieron pasar al que "cargó con nuestros pecados".

"Por sus llagas hemos sido sanados". 

¡Jesús, Señor del Perdón y la Humildad, ruega por nosotros!

JEGR.

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