La fuerza del Perdón.



Anoche escuché tu perdón.

Tocó a mi puerta.

Pero no le abrí.

No quise ver su rostro, aunque la paz de mi corazón le necesitaba.


Le pedí perdón al cielo por los dos.

Me basté en mis esperanzas para amar nuestras reconciliaciones.

Pero no tuve fuerzas para sostenerle.


¿Quise dejar de lado tu perdon?

No.

Lo necesito; aquí tenés el mio.


¿Dónde está la reconciliación?

En la Fuerza del Perdón.

Auténtico, como el de los niños.

Como el de las aves.

Que sabe volar alto por encima de nuestras preocupaciones.


¿Me invitas?

Aquí tenés mi perdón.

Te lo sirvo con el vino tinto de nuestro amor.

¿Una copa? Para dos...


JEGR.

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