Ser Intenso... ¿Y qué?

"-¡Mae que intens@! -¡Usted si es intens@! -¡Que intensidad la suya!"

Está de moda ser intenso. Para algunos es la cosa más mala del mundo. Para otros la mayor bendición. Algunos se averguenzan, otros sacan la bandera de la intensidad muy orgullosamente y caminan con ella como el estandarte de vida. Otros la ocultan mientras la viven.

Pero pensándolo bien, ¿cómo se come eso de la intensidad?. ¿Significa ser muy apegad@? ¿Muy enamorad@? ¿Muy cabrón? Indistintamente de su versión de la "intensidad" de seguro tendrá que ver con ponerle mucha energía y devoción a algún sentimiento, destreza o ámbito de la personalidad.

Existen tres tipos de intensidades:

• El cero intenso: Fulan@ que le importa muy poco la gente y sus circunstancias, vive para sí mismo. En caso del fin del mundo sólo él o ella merecería salvarse (en algunos casos extremos incluiría a algún miembro de su familia, no necesariamente a sus padres). Se acerca a los demás estratégicamente, sin olvidar la importancia de salvaguardar las distancias. La vida le enseñó que acercarse demasiado es muy peligroso pero por dentro muy probablemente sienta la necesidad de aproximarse a aquello que le atrae. Realiza todas las estrategias imaginables o inimaginables para sentirse "equilibrado", siendo esto únicamente una mampara para sacar adelante uno que otro anhelo o deseo frustrado. Puede confundir el concepto "fluir" con el de "dejar pasar" o "soltar". Sin embargo, dependiendo de que tan acomodados estén sus chacras podrá volverse más o menos "valeverguista".
• El intenso-intenso: Especimen en vías de extinción. Hay en sus venas una sustancia parecida a la sangre pero que químicamente se parece más al uranio radiactivo. Puede tener delirios autosostenidos con una flor en la mañana y asombrarse (e incluso llorar) con la sonrisa de un niño. Es miembro de uno, dos o tres grupos en pro de "algo" (ambiente, diversidad, política, grupos musicales, entre otros). Defiende a capa y espada que el mundo está poblado por gente "muy poco intensa". Puede sentir una vorágine de sentimientos en un segundo y experimentar una conexión espiritual universal con sólo respirar el aire de alguien que le atrae. Se siente orgulloso de su intensidad pero reconoce que debido a ello "se da durísimo" con algunos temas de la vida, principalmente el amor, la familia, el futuro y los amigos.
• El intenso neutral: Simple, todo le vale. Si es intenso, piensa que lo es demasiado. Si es cero intenso, piensa que es despreocupado. Con tal de no entrar en conflictos consigo mismo amaina su espiritu pensando que es mejor "ni frío ni calor".

¿Que complejo, no? Si vivís la vida muy intensamente, la vivís mucho. Entonces mejor "mermarle al asunto". Pero si no la vivís, la estás dejando perder, entonces "ponéle candela". Y a veces ese concepto "equilibrio" es tan relativo.

Creo firmemente que ser intenso está bien. Pero con todas las de ley: amando intensamente, besando intensamente, interesándose por los demás intensamente... Esta vida fue diseñada para eso. 

¿Quién acaso ha visto al mar y lo mira "medio imponente"? ¿Quién mira un atardecer y lo mira "medio hermoso"? Cuando las cosas se comienzan a ver a medias es porque se perdió la capacidad de ver la luz completa. Y cuando se prefiere no ver, simplemente la vida se está moviendo desde el miedo que te obliga a plantear distancias.

Un conocido me decía hace poco: "yo ya no, a mí que la Vida me busque". Me impactó. Puede que a la Vida sólo le guste quien la quiera encontrar de manera intensa.

Soy intenso, ¿y qué?. No tengo que pensarme, ni mucho menos analizarme psicológicamente para saber que al espíritu se le alimenta de intensidades y no de distancias o falsos equilibrios. 

Si la vida fuera un vino, sería de sabor intenso. ¡Provecho!

JEGR.